La reactivación de incendios forestales se da en incendios controlados que comparten ciertas características. Entre ellas, la existencia de fuego de subsuelo y condiciones climáticas desfavorables que avivan los puntos calientes de la superficie forestal.
Este post pretende explicar conceptos básicos y proponer soluciones basadas en la tecnología para reducir el riesgo de reactivación.
La reactivación de incendios forestales controlados no se produce porque alguien prenda fuego al monte. El “controlado” se da cuando se detiene el avance y propagación del fuego. Sin embargo, aún pueden quedar fuegos de subsuelo en el área afectada.
Por el contrario, el “incendio extinguido” se caracteriza por la ausencia de materiales de ignición en el interior del perímetro. En este punto desaparecen los puntos calientes del suelo. Esta es la siguiente etapa que se da tras el “controlado”.
Ecosistemas con mucha materia orgánica acumulada como hojas secas, ramas o raíces pueden favorecer la propagación del fuego en el subsuelo. Es por esto que, a pesar de tener controlado el interior del perímetro de un incendio forestal, lo que sucede en el subsuelo puede pasar desapercibido.
Y, aunque los huecos y respiraderos naturales del suelo nos den pistas de su localización en forma de “fumarolas”, también facilitan el acceso de oxígeno al fuego.
En algunos casos, estos incendios pueden desplazarse aprovechando el sistema radicular (conjunto de raíces) de las especies superficiales. Si las condiciones climatológicas no son favorables, esto aumenta el riesgo de reactivación de incendios forestales.
Los fuegos de subsuelo, combinados con un alto estrés hídrico por la falta de precipitaciones y las altas temperaturas, generan puntos calientes en el suelo. Estos puntos calientes son las zonas con mayor probabilidad de una reactivación de incendios forestales.
El principal problema al que se enfrentan los técnicos, es que el perímetro a considerar puede ser inabarcable. Además, es un fenómeno que puede persistir durante meses, al menos hasta que se produzcan precipitaciones significativas.
Desde el punto de vista tecnológico, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías es obligatorio en una era tan digital. Mientras que los análisis satelitales permiten obtener imágenes de superficies quemadas tras el incendio, el uso de drones con cámaras térmicas es vital para la monitorización de puntos calientes.
Imágenes obtenidas por las cuadrillas de la BRIFOR tras el incendio de agosto de 2023 en Tenerife.
Las áreas rojas indican puntos calientes en la superficie quemada. Gracias a estas imágenes, los operarios saben qué zonas tienen mayor riesgo y en cuáles actuar para reducirlo.
Además, durante las jornadas de campo, muchos trabajadores detectaron pequeñas fumarolas en el monte. Herramientas como Surikat permiten registrarlas y geolocalizarlas, añadirlas a una base de datos y a un visor SIG de inmediato.